En la celebración del Mes de la Herencia de los Asiático-Americanos, Nativos Hawaianos, y Isleños del Pacífico, Stockton toma un momento para honrar a una figura icónica en su historia educativa: Esther Fong. Fong no solo fue la primera profesora chinoamericana dentro del Distrito Escolar Unificado de Stockton, sino que también dejó una huella indeleble en la comunidad a través de su dedicación a la educación y el compromiso cultural.
Esther Fong comenzó su carrera pionera en la educación en 1950, tras superar importantes barreras raciales. Según su hija, Lianne Fong Domínguez, a pesar de la discriminación prevalente en ese tiempo, el ánimo de un profesor de secundaria llevó a Fong a obtener un título en enseñanza. "Se graduó de la secundaria en 1946, sabiendo que su camino no sería fácil", compartió Domínguez, destacando los desafíos sociales que Fong enfrentó.
Fong enseñó en las escuelas primarias Washington, Madison y Hoover durante 33 años antes de jubilarse en 1983. Su enfoque de la enseñanza estaba entrelazado con su compromiso con su comunidad y su familia. "Creciendo, nunca aprecias a tu madre hasta que te haces mayor", reflexionó su hijo, Les Fong. "Ella siempre estuvo allí para nosotros, interactuando con todos nosotros y la comunidad de una manera tan positiva."
Su legado continúa siendo celebrado dentro del Distrito Escolar Unificado de Stockton. En un momento, el distrito honró sus contribuciones nombrando un programa magnet en la Escuela Primaria Hamilton en su honor. Este programa tenía como objetivo cultivar habilidades de liderazgo y ampliar el entendimiento de los estudiantes sobre diversas culturas y tradiciones.
La superintendente del SUSD, Michelle Rodríguez, habló sobre el impacto duradero del trabajo de Fong: "Es realmente un honor y algo especial poder reconocer su legado. Todavía la recordamos y seguimos rindiendo homenaje al fuerte trabajo que realizó. Aunque fue en los años 50 cuando realmente inspiraba a los niños, su legado sigue inspirando a generaciones venideras."
Esther Fong falleció en 2016 a la edad de 88 años, dejando tras de sí un legado de resiliencia, educación y servicio comunitario que resuena con muchos hasta el día de hoy. La obra de su vida sirve como un testimonio del poder de la educación y la importancia de romper barreras para una sociedad más inclusiva.